jueves, agosto 11

Anecdotario Nº5

El Número de Deborah


Cambia lo superficial,
cambia tambien lo profundo,
cambia el modo de pensar,
cambia todo en este mundo...


El filósofo griego Heráclito (hacia 540 a.C – 484 a.C) o “El Oscuro, de Éfeso”, formuló una frase sobre el eterno cambio que se da en la naturaleza, “TODO FLUYE”, la frase se engloba en el concepto de que nada permanece, o nada es. En el espacio físico que llamamos “realidad”, esto parece contradecir la teoría de un sólido, ya que este, por definición tiende a mantener “estable” su forma, y si fluyera, entonces probablemente no sería sólido sino más bien un líquido quizás… pero las piedras, los cerros, o los muros, no son líquidos ¿o sí?, entonces, ¿puede fluir todo?.
El profeta Deborah del antiguo testamento, en su canto (“the song of Deborah”) después de la victoria sobre los Filisteos, cantó: “Las montañas fluyen delante del señor”, por lo cual la idea de fluidez, es altamente probable que haya estado muchos años antes de Heráclito. Y Deborah ya al menos sabía dos cosas; que efectivamente TODO fluye, y además que las montañas fluirían delante del señor (ojo con la escala de tiempo, y la relación teología-reología), no fluirían delante del hombre. La escala de tiempo de nuestra vida es pequeña, en tanto (asume) la escala de tiempo de “el señor” haciendo alusión a Dios, es infinita, por ello fluirá delante de él, no delante de nosotros. Por lo tanto, es posible definir un número adimensional:
D = tiempo de relajación / tiempo de observación.
Entonces la diferencia entre un sólido y un fluido, se puede definir en términos de el número de Deborah (D). Si el tiempo de observación o el tiempo de relajación de cada material es muy pequeño, entonces el material está fluyendo. En la construcción de un puente, podríamos pensar cuanto tiempo esperamos que esté en servicio, y considerar la escala de tiempo de la relajación del concreto. En reología pareciera que D es un parámetro importante de considerar, y el caso de Heráclito, un caso particular para un tiempo de observación infinita, o un tiempo de relajación infinitamente pequeño. Entonces, mientras mayor sea el número de Deborah más sólido es el material, y por el contrario, mientras menor sea, mas fluido es.
Para mayor información sobre el número de Deborah es posible remitirse al artículo de Marcus Reiner, públicado en Physics Today, Enero 1964.  O ponerse en contacto con la revista.
Alud en Bolivia..


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